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"Soy un hombre de armas, un soldado, scout. Paradójicamente, al único de mi especie que admiro, empuñó solamente la palabra, su técnica fue la humildad, su táctica la paciencia y la estrategia que le dio su mayor victoria fue dejarse clavar en una cruz por aquellos que amaba".

Desde La Trinchera Del Buen Combate en Argentina. Un Abrazo en Dios y La Patria.

14 de septiembre de 2019

EL ALFAJOR, EL CUCHILLO CRIOLLO CURVO. EL FACON CARONERO. EL FACÓN Y LOS CUCHILLOS CRIOLLOS. EL PUÑAL. LA DAGA.

LOS “CUCHILLOS” DEL GAUCHO 
Elemento indispensable en la vida de nuestro hombre de la campaña La historia del gaucho, nuestro hombre de la campaña, como lo llamaba José Rafael Hernández, comienza, sin duda, en la España morisca. Equitación, religión y lengua nos vienen de la Península Ibérica, y por ello, el genotipo gaucho, y sus ropas en los comienzos de la reafirmación de su identidad, lo muestran, hasta la cintura, como un andaluz. Y así lo recuerdan los viajeros que anduvieron por el Río de la Plata durante el siglo XIX, husmeando oportunidades económicas para los entonces países centrales de Europa. Bajado el gaucho del barco y llegado también a través de los arreos de mulas, desarrolla aquí sus usos y costumbres particulares, que lo convierten en una clase social. 
Su forma de montar “a la jineta”, pero con las piernas estiradas, bien enhorquetado, como “a la brida”, lo hacen famoso en el mundo entero. Sus ropas lo distinguen donde quiera que se encuentre, y sus armas y herramientas lo transforman en aquel ser autosuficiente que podía vivir solo, con un caballo o con tropilla, pero decidiendo su propio destino, hasta que las persecuciones y el alambre le acotaron sus ganas de distancia. 
Arma-herramienta 
Muchas veces se ha planteado en nuestra literatura de investigación esta dicotomía al mencionar al lazo, las boleadoras y el cuchillo. Y de éste último nos ocuparemos en la oportunidad, no para hacer una descripción erudita, sino para mencionar aquellas armas blancas con diferente denominación, que eran de uso para el gaucho, incluso sus características, según las necesidades. Comenzaremos por decir que “cuchillo”, dentro de los usos y costumbres criollas, es un término genérico, para los instrumentos cortantes de puño. 
Nos referiremos en principio, al más mentado de los “cuchillos” del gaucho, el que lo define en el imaginario popular: el facón. 
Sabemos que se supone que su nombre proviene del portugués: “faca”, y que “facón” sería una faca grande. Siempre me he preguntado porqué tomaríamos el nombre de nuestro cuchillo insignia del uso portugués, si la influencia que ellos tuvieron sobre la Banda Oriental no afectó nuestras costumbres, a menos que haya entrado por nuestro Litoral. La cuestión es que del facón podemos decir que tiene una hoja de unos 30 a 40 cm de largo y de 20 a 30 mm de ancho. Que termina en punta y que tiene filo de un solo lado, teniendo en el opuesto un contrafilo que tiene apenas unos centímetros. Poseía “guardamano” en “S”, recto o en “U”, como la famosa daga de Juan Moreira. Podía ser su cabo de “guampa”, de plata o “picazo”, es decir combinado, incluso con madera. Su vaina también podía ser picaza, o toda de cuero crudo o suela y, en los lujosos, de cabo de plata, totalmente realizada en ese metal, y se denominan “enterizos”. 
El facón, si bien era una herramienta de corte, también era el arma de pelea. Y no es que el gaucho fuera un peleador por naturaleza, sino, a mi entender, simplemente era una cuestión de épocas. Por aquellos tiempos, el honor tenía menos paciencia. 
Una variante del facón es el llamado “caronero”, de similares características pero generalmente realizado con la hoja de una espada o espadín de milico. Se llevaba entre las caronas del recado (las piezas de suela que separan al jinete de la transpiración del caballo), apretado, del lado de montar (para los diestros), y lo menos visible posible, para que no sea motivo de provocación, porque, inequívocamente, es un elemento de pelea, aunque se lo lleve para la defensa en caso de ser atacado por “infieles” o bandidos. Hoy, en los concursos de aperos tradicionales, se lo pone muy a la vista, para lucirlo y para que el jurado lo observe. Generalmente los “caroneros” tenían vaina de suela o cuero crudo. He visto uno solo, muy antiguo, con vaina enteriza. La daga es muy similar al facón. Su nombre proviene del Medioevo, y tiene la característica principal de tener filo de ambos lados de la hoja. Hay quienes afirman que no debe llevar “guardamano”, pero eso es relativo. No podemos tomar como ejemplo la ya mencionada daga de Juan Moreira, porque como bien probara el investigador en el tema Abel Domenech, era un facón. La literatura la convirtió en daga. El facón y la daga llevan la “espiga” en el medio de la hoja. Es bueno aclarar que llamamos “espiga” a la extensión de la hoja, que es más finita que ésta, y es de donde se encaba el cuchillo. Otra variante a la que genéricamente se le llama facón, por tener un largo parecido (mayor o apenas menor), es el “cuchillo de cintura”. Tiene las mismas aplicaciones, sus vainas coinciden, pero la diferencia está en la hoja, que es como la de una cuchilla de cocina, pero sin panza. Digamos que forma un triángulo y que el vértice que queda junto al cabo, se llama “gavilán”. Y ya que mencionamos la “cuchilla” de cocina, digamos que en el Litoral se ve llevar a la cintura grandes cuchillas envainadas junto a la chaira, que es elemento para asentar el filo de una hoja. A esta cuchilla, he escuchado alguna vez que le dicen “facón hembra”. No sé si es un modismo zonal, una ocurrencia personal o una forma popular de mencionarla. 
El más pequeño 
El más chico de los cuchillos utilizados por el gaucho es el “verijero”, llamado así por portarse en el costado del cinto o el tirador, por delante y apuntando a la ingle, es decir, a la “verija”, con el filo para abajo, a la inversa que el facón y el cuchillo de cintura, cuyo filo debe estar siempre para arriba cuando se lo cruza por la espalda, quedando siempre el cabo del lado de la mano hábil del hombre. ¿Por qué el filo para arriba en el facón o el cuchillo de cintura? Porque ya aconsejaba Martín Fierro que debía llevarse el facón de tal manera: “que al salir salga cortando”. Pero nos referíamos al “verijero”, y digamos entonces que las vainas con que se debe proteger la hoja y que sirven también, para proteger al paisano, son del mismo tipo que las primeras que mencionáramos: de cuero crudo, suela, picaza o enteriza, si es toda de plata. 
La traba 
En lo que respecta a las vainas, digamos que todas tienen un elemento para “trabarlas” (la traba), ya sea a “la verija” −por delante− en la bombacha, sujeta por la faja o una lonja de cinto, o entre la faja y la bombacha, por detrás, tapada por el tirador. Las vainas de cuero crudo o suela, muchas en general, no tienen una traba en forma de tira rectangular cosida, sino que tienen lo que se llama una “oreja”. Las vainas con traba son generalmente las de plata enterizas o las picazas, cuya traba sale del soaje de la boca. Las trabas de plata son, a veces, verdaderas obras de arte con motivos florales, femeninos, cabezas de dragones, víboras o lo que la imaginación y creatividad del artesano decida. 
Apuntes finales 
Es sin duda el “cuchillo” uno de los elementos distintivos del gaucho. Acaso, como decíamos anteriormente, uno de los símbolos que deben ponerse en importancia para el imaginario popular y su reconocimiento universal, junto al poncho y la rastra de plata, que une esa gruesa lonja de suela (por lo general) de donde se “colgaban” las monedas de plata o se guardaban en sus bolsillos pequeños con tapa, el “tirador”, que lleva ese nombre porque así eran los cintos con el pedernal necesario para las rudimentarias armas de fuego que trajeron los españoles y que portaban “los tiradores del rey”. Para terminar, y habiéndonos referido a las trabas de las vainas de los cuchillos, digamos que solemos ver quien traba su facón o cuchillo de cintura en el tirador, cosa que es un error. El cuchillo queda preso en la cintura por la faja, y la traba va por sobre la última vuelta de ésta. El tirador debe quedar libre porque al chiripá, y luego a la bombacha, no la ajusta éste, sino la faja. Cuantas veces hemos escuchado o leído que un paisano, con referencia a gastar su dinero sin miramientos, dice “voy a dar vuelta el tirador”, que refiere a la acción de girarlo para desprender las monedas agujereadas, del tiento que las ata, o sacarla de los bolsillos. No olvidemos la hoja, a pesar de que siempre nos interesemos por el lucimiento de nuestro facón, verijero o cuchillo, del tipo que sea. Con cabo de plata “porteño”, de “guampa” o ébano y plata, la hoja es el alma del cuchillo. Es en realidad, la que nos sacará del apuro, la que cortará un viejo alambre con la muesca de su lomo, la que nos permitirá carnear para comer o la que, sostenida por el puño firme, acompañará a su dueño en la pelea.
PARTES CONSTITUTIVAS DEL CUCHILLO CRIOLLO, O A CADA COSA, SU NOMBRE...
“El cuchillo, a más de un arma, es un instrumento que le sirve para todas sus ocupaciones: no puede vivir sin él; es como la trompa del elefante, su brazo, su mano, su dedo, su todo….”
Facundo (Domingo Facundo Sarmiento)
PARTES CONSTITUTIVAS DEL CUCHILLO
Compañero innegable del criollo, vamos a analizar y ver sus partes, para hablar con propiedad del mismo. El cuchillo principalmente se divide en dos partes, hoja y cabo
Las hojas pueden ser de diferentes formas, pero nos adentraremos primeramente en los cuchillos criollos: verijero, facón, daga y caronero.
SUS PARTES
Hoja: La hoja es el alma del cuchillo, y las formas de esta pueden ser muy variadas. Son de metal ( a excepción de algunos cuchillos modernos), y estas se clasifican por su uso de acuerdo a la terminación de la misma y forma del cuerpo.
Punta: Es la parte del cuchillo donde se une lomo y filo, siendo el ápice agudo que se utiliza para pinchar.
Filo: Es la parte de la hoja que se utiliza para cortar, y esta se extiende desde la punta, hasta el recazo.
Lomo: Es la parte opuesta al filo
Contrafilo: Es la sección que puede estar presente, estando contraria al filo, en el lomo siguiendo a la punta, por lo general, presente en bayonetas y cuchillos militares.
Vaceo o Sangría: Acanaladura longitudinal que poseen en sus caras algunos cuchillos, su función es dar más elasticidad, y bajar un poco el peso, pero no como se dice que entre aire en la herida, para dar una muerte, así como tampoco es para el efecto tapón.
Mesa: Son los diferentes planos que dividen la hoja, por medio de zonas planas y biseles, que puede estar presentada en una, dos o más mesas., por ejemplo, las dagas por lo general presentas dos mesas, y un verijero una mesa.
Recazo: Es la parte posterior de la hoja, que se encuentra sin vaciar, sin filo.
Guarda: Es la protección que existe entre hoja y cabo, protege la mano de que no se deslice, así como de protección ante un ataque.
Espiga: Es la prolongación de la hoja que se aloja dentro del cabo, esta es la parte que se fija al mango o cabo, para afirmar la hoja.
Talón: Es la parte posterior del cabo, también llamado si posee una protuberancia “rompecocos”
Cabo: Llamado también mango o empuñadura, varía de acuerdo al cuchillo, pero siempre busca adaptarse a un buen agarre para el fin del cuchillo. Pueden ser desde arandelas de cuero, a cachas de madera, o un pedazo de asta, todo depende del usuario.
Gavilán: el gavilán es la guarda, pueden ser dos una superior y otra inferior, y posee diferentes formas, en “S”, un “U” o recto, siento transversal al arma, o como un ovalo, llamada también crucero.
Extracto del libro "Esgrima Criolla" de Mario Lopez Ososrnio
Este gavilán podía presentar en su extremo una terminación en forma de bolita o con forma de viborita, si era, por ejemplo grande y en forma de medialuna, en un quite, podía aprisionar y desarmar al contario.
Entre la Hoja y el cabo, en algunos cuchillos criollos, existe una parte metálica llamada empatilladura, con su respetivo gavilán (en dagas y facones) y botón (en verijeros)
La vaina o funda: La vaina es la funda que protege al cuchillo, las criollas, son coquetas, y estas contaban con boquilla con gancho, y puntera, y el cuerpo podía ser metálico o de cuero.
VERIJERO
Tiene una hoja lanceolada (forma de lanza), y por lo general, la espiga coincide en línea recta con la punta. La ahoja posee una mesa (mesa es cada cara que hay en la hoja), siendo propio de los verijeros, pocas veces se ve recazo, y en su cabo una forma cónica por lo general, dejando el pomo más grande y cómodo para el agarre en la palma. 
Es un cuchillo de trabajo se porta adelante en la vejiga (“verija”), no posee un tamaño importante y se usa generalmente para trabajos.
FACÓN Y DAGA
Un cuchillo echo con un rezago de bayoneta, sable o lima, delgado, con un filo y puede tener un pequeño contrafilo, posee gavilán, para su defensa, y cabo firme. en la imagen se ve uno echo con rezago de bayoneta, la diferencia del facon y la daga es el doble filo enterizo de la daga, que mejora como arma de pelea,pero no permite apoyar la palma sobre la hoja para mas fuerza en el corte.
Se porta en la espalda con el filo hacia arriba, cruzado hacia la derecha, y siempre listo para la pelea.
CUCHILLA
La cuchilla es de hoja ancha, panzona y con cachas, es una herramienta de trabajo, agregando un dato se le dice cuchilla, ya que su forma recuerda a la panza de una mujer preñada, de allí su género femenino “cuchilla”.
CARONERO
El caronero es un cuchillo de extraordinarias dimensiones, para empezar su nombre se debe a que se porta entre las dos caronas (las piezas que separan al jinete de la transpiración del caballo) del cuero del recado, en el caballo, del lado de montar, de ahí que no posea gavilán, para no lastimar al animal. 
La hoja podía medir más de 40 cm, y como la de los facones por lo general se realizaban de armas en desuso, espadas rotas, y hasta forjadas, sobre la vaina, no siempre tenía, ya que se era portado en el recado, que uso tenia?, como todo cuchillo, desde para pelear a caballo, a pie, machete para el monte hasta una que otra labor campera.
Este es un comentario posterior que considero mas que valido a tener en cuenta, y lo trancrivo tal cual.
Ilustracion de Fortinero del ptro Guiraldes, Alberto Guiraldes
"...el facón caronero no podía llevarse entre las dos caronas (una de cuero y la otra de suela), porque al ajustarse la cincha del recado, el facón caronero quedaba apretado, deformándose la vaina, si era metálica, o quedando apretado. También se dice que por esto, para no dañar al animal el caronero carecía de guarda, porque la empuñadura quedaría metida entre las caronas. La empuñadura quedaba fuera del recado, a la izquierda del caballo o lado de montar, lista para ser empuñada por el jineta estuviera montado o desmontado. Entre nosotros, Domenech ha sostenido la teoría, incluso con un dibujo en "Dagas de Plata". Tenemos la opinión de Francisco Javier Muñiz, que escribió, en 1845, un vocabulario de las voces criollas, y en la voz FACON CARONERO dice más o menos asi "Cuando el facón para de media vara, acostumbran traerlo bajo el ala del recado". O sea, en el espacio que queda entre la carona y el ala del basto o lomillo. Asimismo López Osornio en su "Esgrima Criolla" en el capítulo Modos de portar el cuchillo, refiere lo mismo. El mismo método lo usaban los soldados fortineros, para que el sable no hiciera ruido, y hay dibujos de Alberto Guiraldes sobre esto. Por lo tanto, el nombre de !caronero" no era por ser llevado ENTRE las caronas, sino SOBRE las caronas y en el espacio que queda entre las caronas y el lomillo o recado..."
CUADRO COMPARATIVO DE LOS CUCHILLOS CRIOLLOS

EL ALFAJOR, EL CUCHILLO CRIOLLO CURVO
El gaucho tuvo muchas armas, entre sus filos, hubo un cuchillo que llamaba “alfajor”, ubiquémos que asi se encontro hasta fines del 1700, este filo derivaba del alfanje, un sable corto y curvo, alfanjon llamaron los ibericos al alfanje corto, ya tirando a cuchillo, este “alfajor” tenía filo completo del lado externo y contrafilo del interno, ya es entas pampas, empezo a tener sus caracteristicas propias, y es un ejemplo claro de la influencia árabe en América…
Los primeros europeos que llegaron a Sudamérica, españoles, y entre ellos, muchos andaluces, de fuertes raíces y tradiciones moras, paréntesis aparte me gustaría remarcar una zona conocida como al-Ándalus, que es el territorio de la península ibérica y de la Septimania que se encontró bajo poder musulmán durante la Edad Media, entre los años 711 y 1492, y repito mucha influencia árabe hubo.
El facón encuentra un antecedente evidente en la gumía, arma blanca de hoja corva que utilizan los bereberes del Norte de África. A este respecto, Carlos Octavio Bunge, en un discurso dado allá por el año 1913 en la Academia de Filosofía y Letras de Buenos Aires, dice lo siguiente: “Curioso sería indagar de donde proviene el vocablo ‘facón’ (...) A todas luces es un aumentativo de ‘faca’ (del latín falx), que, según la Academia Española de la Lengua, significa ‘cuchillo corvo’. En tal sentido usaban la palabra los escritores clásicos (...) Ahora bien, no estará de más recordar que, según una carta del padre Cattaneo, aun a principios del siglo XVIII, los gauchos explotaban las vacadas bravías con ‘un instrumento cortante en forma de media luna’. ¿No es de suponer que tal fuera el cuchillo primitivo del gaucho, trocado luego por el facón, precisamente a mérito de su necesidad de llevar siempre consigo un arma de combate para defenderse cuando fuera desafiado?”. Los bereberes suelen guardar la gumía bajo la faja, igualmente nuestros gauchos el facón, adaptación criolla del arma africana importada a al-Ándalus.
Sin dudas su raíz hispano-árabe del “alfajor”, es el mismo alfanje y los puñales diseñados con este mismo estilo y curvatura, piezas que venían en la correa de los conquistadores españoles y sus súbditos.
Como se sabe, el alfanje es un espadín de origen árabe, cuyo nombre original era al janyar.( origen andalusí: "alxánjal" (xanjar significa puñal en árabe)) Su posible semejanza con el corvo y su supuesto vínculo gestacional lo observa también don Benjamín Vicuña Mackenna, en su obra "La Guerra del Pacífico" de 1880, aclaración aparte, en mi opinar, tiene el alfajor y el corvo un origen común.
"Consiste en una hoja pequeña ligeramente curva como los alfanjes moriscos, y ofrece sobre el puñal recto la ventaja de la defensa, porque en las riñas obra de cierta manera como broquel para parar los golpes. Por su forma es de mucho más difícil manejo que la daga recta, usada por nuestros campesinos del sur, pero los mineros aprenden su esgrima especial que requiere mucha más flexibilidad en la muñeca que vigor en el brazo".
De ángulo curvo, parecido a la cimitarra y generalmente con filo por sólo un lado, el alfanje entró a España por la influencia mora que se dispersó por la Península Ibérica.
Entonces no es difícil imaginar como este cuchillo conocido también como alfanjon, que en España era el diminutivo de alfanje o también una manera ibérica de llamar al cuchillo con forma de alfanje, muy similar a la gumia árabe, sin duda anterior a esta, como la jambiya.
Ya Alonso de Ercilla en “la Araucana” allá por el año 1589, se nombra en sus versos como los españoles portaban cuchillos alfanjados, dejando en lado la influencia arábiga en estas tierras.
Canto IX, por ejemplo, se lee la alusión a los cuchillos curvos de la siguiente manera:
“También Angol, soberbio y esforzado,
su corvo y gran cuchillo en torno esgrime
hiere al joven Diego Oro y del pesado
golpe en la dura tierra el cuerpo imprime;
pero en esta sazón Juan de Alvarado
la furia de una punta le reprime,
que al tiempo que el furioso alfanje alzaba
por debajo del brazo le calaba.”

En el Canto X reaparece una asociación del cuchillo curvo, esta vez con relación al alfanje:
“Caupolicán, que estaba por juez puesto
mostrándose imparcial, discretamente
la furia de Orompello aplaca presto
con sabrosas palabras blandamente;
a así, no se altercando más sobre esto,
conforme a la postura, justamente,
a Leucotón, por más aventajado,
le fue ceñido el corvo alfanje al lado.”

En el Canto XXIX, aparece como arma asociada al alfanje:
“Las robustas personas adornadas
de fuertes petos dobles relevados,
escarcelas, brazales y celadas,
hasta el empeine de los pies armados;
mazas cortas de acero barreadas,
gruesos escudos de metal herrados,
y al lado izquierdo cada cual ceñido
un corvo y ancho alfanje guarnecido.”
Ahora más cerca a nuestras tierras, y nuestros criollos, ya el alfajor aparece en escena, asi en la republica oriental de la mano del escritor uruguayo Antonio Dionisio Lussich Griffo, hombre que cultivó la literatura gauchesca, pone en boca del gaucho Centurión en “Los tres gauchos orientales” el siguiente verso:
“Tengo en el dedo un anillo
de una cola de peludo,
pa peliar soy corajudo
y ande quiera desencillo
le enseño al gaucho más pillo
de cualquier modo a chuzíar,
y al mejor he de cortar
si se descuida un poquito,
le he de enterrar yo tuitito
mi alfajor hasta pasar.”

“Le enseño al gaucho más pillo
De cualquier modo a chusiar,
Y al mejor he de cortar
Si presume de muy bravo,
Enterrándole hasta el cabo
Mi alfajor sin tutubiar.”
Y si nuestros gauchos vistearoon con alfajor, obviamente tambien Juan Moreira… donde en la obra de Eduardo Gutiérrez (1878-1880), el protagonista dice: “En cuanto se ponga delante de mí lo voy a ensartar en el alfajor como quien ensarta en el asador un costillar de carnero flaco”
Aunque ya en estos casos, nobleza obliga, era llamado así en calidad de sinónimo a facón, faca o cuchillo, por el de alfajor.
Lo que la historia si nos dice que el alfajor fue popular hasta finales del 1700, con un estilo de esgrima característico, donde se podía clavar, cortar y desgarrar, se peleaba, y se degollaba, y es así como se lo recordó en tiempos de la mazorca, como “el degollador”. 
Ejemplos de estas armas hay en museos desde sus historia hasta ejemplares, como la foto arriba donde presenta ejemlos de museos y la leyenda presente en el Museo Polifacetico Rocsen, de Cordoba, Argentina. que dice hablando de la vestimenta del gaucho colonial "...su arma era un cuchillo, al que llamaba alfajor, que calzaba adelante, en la cintura, esta denominacion deriva de alfanje, una especie de sable corto y curvo, con un filo solamente por un lado, y por los dos en la punta, tambien uso un cuchillo largo y recto que llamo faca de origen andaluz, y del cual deriva mas adelento otro de hoja mas ancha llamado facon...", se presentan mucha documentacion sobre nuestros filos criollos, uno puede armar un arbol genealogico de ellos, y seguramente es aqui donde muchos dicienten, pero mientras sigamos sumando datos, quehay, per tenemos que buscar, viajar ver, e investigar, y es bueno para seguir sumando a nuestra historia...(1)
EL FACON CARONERO
El caronero es un cuchillo de extraordinarias dimensiones, para empezar su nombre se debe a que se porta entre las dos caronas (las piezas que separan al jinete de la transpiracion del caballo) del cuero del recado, en el caballo, del lado de montar, de ahí que no posea gavilán, para no lastimar al animal. La hoja podía medir más de 40 cm, y como la de los facones por lo general se realizaban de armas en desuso, espadas rotas, y hasta forjadas, sobre la vaina, no siempre tenía, ya que se era portado en el recado, que uso tenia?, como todo cuchillo, desde para pelear a caballo, a pie, machete para el monte hasta una que otra labor campera.
Un dato peculiar es por ejemplo la daga de Juan Moreira, la cual posee, unos 84 cm de largo total, con más de 60 cm de hoja, el gavilán se lo agrego después, dando claramente a entender que era un caronero, donde el largo del arma en pelea si es práctico.



Caronero con gavilan 

caronero (circa1860) 


comparacion entre caronero y facon 
EL FACÓN
Es el arma tradicional Argentina, sus orígenes se remontan a la época de la conquista, y nos acompaña hasta hoy, estando presente en casi todas las casas argentinas.
El Facón, voz derivada de la portuguesa y española "Faca" (cuchillo). Facón es su aumentativo, queriendo significar “Cuchillo Grande” o “Cuchillazo”.
También podemos remontarnos al arabe donde faca, del arabe hispanico farha y este del arabe clasico farha significa "hierro de lanza" o sea mojarra.
Este adminículo es originario de las Pampas Argentinas, se utiliza, poco, para labores del campo, también se utiliza como arma de defensa y ataque personal al estilo de la esgrima. En un duelo o pelea a Facón, se requieren, por supuesto un facón de similares dimensiones al del oponente y un poncho que enrollado sobre el brazo opuesto al del arma, sirva las veces de escudo protector y de ataque. El autentico Facón es un elemento totalmente artesanal que el cual era reciclado elementos existentes, como los hechos con rezagos de espadas o bayonetas. Y hubo de todo tipo, modestos con mango de madera, hasta lujosos, con mango de plata, donde se lucia, demostraba una posición social.
Etimología de la palabra facón
La etimología deriva del término castellano y también portugués «faca», palabra que significa cuchillo útil para la lucha, término al cual se le ha añadido el sufijo aumentativo español ón. Muy probablemente por tratarse de un elemento de mayores dimensiones que el cuchillo convencional, se le ha dado en llamar "facón". Los gauchos, antes de que se hiciera común y se consolidara el nombre facón, usaban otras denominaciones tales como asador flamenco, flamenco
LOS MÚLTIPLES USOS DEL FACÓN CRIOLLO
Se cuenta que don Juan Manuel tenía prohibido que en sus estancias la peonada usara cuchillo. También se cuenta que un día , en una de ellas, olvidó lo que había prescripto y salió con la faca ostentosamente a la vista. Alguien se lo hizo notar y entonces resolvió hacerse dar el castigo que tenía dispuesto para esa falta. Ante una rueda de gauchos se bajo los calzones y recibió los azotes respectivos, sin que la historia aclare si el ejecutor los asestó con violencia o no, lo que -como bien se entiende- para nada cuestiona el carácter ejemplificador que tuvo el gesto del señor de Los Cerrillos.
Esa prohibición no era un simple antojo de Rosas, sino que coincidía con la voluntad de muchísimos estancieros, al punto de que la norma llegó a ser universal en las etapas finales de la estancia clásica y aún el propio Urquiza -para citar el otro extremo del espectro federal- participaba de ese criterio.
Verdad que lo mismo que sin caballo, sin cuchillo el gaucho no era gaucho, pero en el fondo de eso se trataba, de domeñar la índole díscola e indisciplinada del paisano de esa época en beneficio de un nuevo tipo humano dócil al trabajo y respetuoso de la propiedad.
Los nuevos usos que se estaban difundiendo a mediados del siglo pasado podían, como luego se vio, hacer las paces con el espíritu del gaucho, pero nunca con ciertas prácticas depredatorias a la que era afecto. El escándalo, por supuesto, lo constituían las frecuentísimas riñas que asolaban la campaña, complemento al parecer casi inevitable de reuniones, bailongos y mesas de juego, a poco que circulase en ellas la caña y los ánimos se picaran.
Aunque tal vez se haya exagerado con esto de las peleas y es cierto que hoy todos convienen en que no eran habituales los homicidios, nadie desmintió nunca aquello de que "siempre hay encontrones cuando un pobre se divierte". Pero, lo concreto es que, más o menos hacia 1830, en todas partes los mayordomos comenzaron a procurar que el cuchillo desapareciera en cuanto adminículo distintivo del peón.
Años después, con la desaparición de la frontera, la difusión de las alambradas y la extinción de las haciendas cimarronas, pudo, finalmente, conseguirse ese objetivo y en adelante ya no hubo margen para dudas: si alguien hacía exhibiciones de compadre es que era un mala entraña, cuyo lugar estaba del otro lado de la tranquera.
Lejos quedaba el tiempo en que el cuchillo había sido para el gaucho como un don del cielo. Servía para las riñas, sin duda, y más que eso, para la defensa, pero, asimismo, era el instrumento para carnear y para desollar, para desmalezar y para armar el rancho, para trabajar la madera y el cuero, para remover la tierra cuando era necesario, digamos, para dar sepultura a un compañero...
De todo se hacía con el cuchillo, hasta afeitarse, hábito que en zonas apartadas persistió hasta no hace demasiado, como desmedrado resabio de una tradición que supo poner por las nubes la importancia y el significado del cuchillo y de las destrezas propias de su uso, estado de ánimo que hace que todavía se aprecien, siquiera como adornos, los facones trabajados por artesanos más o menos genuinos. Si en medio del desierto el caballo era la posibilidad de escapar, el cuchillo, era la de subsistir. Precisamente, la infinita variedad de sus utilidades hizo que, pese a las fuertes prevenciones, por mucho tiempo su compañía estuvo en el trasfondo de las tareas rurales.
No es, como muchos creen, que en la campaña porteña y aun entre los indios no fuesen de sobra conocidas las armas de fuego y que no resultasen de más o menos fácil obtención: recortados, trabucos y tercerolas primero y revólveres después, eran comunes en el mundo gaucho. Pero ninguno de esos "chumbos" podía suplir la versatilidad del cuchillo.
Cada vez menos importante, con los años su tamaño se redujo y quedó más para compadres que para gente de trabajo. Los más chicos llegaron a serlo tanto que fue fácil esconderlos sin que se viera la empuñadura delatora. Y para que hicieran todavía menos bulto se los llevaba sin vaina, envueltos en trapos.
De ahí el adjetivo que caracteriza a los cuchillos pequeños; "traperos" se les dice y es con ellos que se asesta la "puñalada trapera", pero ya esta expresión no es sino uno de los tantos testimonios de la secular decadencia del cuchillo. — con Jorge Emilio Prina, Carlos Maria Zavalla, Adrian Rodriguez Yemha, Doug Torraca, Edgardo Tomasich Succar y Roberto Stangaferro.
Fuente: Historia de la Confederacion Argentina
EL FACÓN Y LOS CUCHILLOS CRIOLLOS
En Argentina existe una variedad de cuchillo denominado Facón, voz derivada de la portuguesa y española "Faca" (cuchillo). Facón es su aumentativo , queriendo significar “Cuchillo Grande” o “Cuchillazo”.
Sin embargo bajo esta denominación se incluyen erróneamente varios tipos de cuchillos usados por los Gauchos según su gusto o utilidad.
Este adminiculo es originario de las Pampas Argentinas y además de ser una herramienta de trabajo para las labores cotidianas del gaucho, también se utiliza como arma de defensa y ataque personal al estilo de la esgrima. En un duelo o pelea a Facón, se requieren , por supuesto un facón de similares dimensiones al del oponente y un poncho que enrollado sobre el brazo opuesto al del arma, sirva las veces de escudo protector y de ataque.
A diferencia de las reproducciones realizadas para el turismo o los coleccionistas, el verdadero Facón es un elemento totalmente artesanal que recicla elemento existentes y permite que cualquier gaucho pueda poseer uno. Desde el más económico con mango de madera hasta el realizado con plata y oro, para el verdadero gaucho era más importante la adaptación a los usos prácticos del mismo que el poder adquisitivo que con él se pudiera demostrar, aún cuando en las fiestas gauchas se disfrute del engalanado de las monturas y de la propia vestimenta..
Los antiguos artesanos realizaban productos para su uso o consumo personal y a veces el de su comunidad, pero no estaban interesados en el mercadeo, ya que muchos de ellos también eran pastores. Por el contrario, sí era cosa habitual que los intercambiaran con otros paisanos a cambio de materias primas, o por artículos de primera necesidad. Por lo tanto, su producción no estaba hecha a una escala de mercado.
La fuente utilizada para obtener el material de las hojas, pasa desde una bayoneta descartada o una vieja espada, hasta discos de arado, tijeras para esquilar ovejas, limas viejas, láminas de elástico de automóviles, maquinaria agraria o cualquier fuente de acero disponible.
Veamos una posible clasificación de los Cuchillos Criollos o Gauchos y dónde se ubica el Facón entre ellos. 
CLASIFICACIÓN DE CUCHILLOS CRIOLLOS. 
EL VERIJERO
Llamado así por llevarse en la cintura, del lado derecho, la hoja apuntando hacia la ingle (“verija”), el filo hacia abajo y el cabo hacia afuera asomando oblicuo junto a la rastra.
Es un cuchillo de hoja corta (no más de 15 cm.), que generalmente es destinado a trabajos que requieren una hoja manuable y muy filosa, por ejemplo, para el cuereado, capado, picado de tabaco, etc.
Generalmente por ser un “lujo” del paisano, su mango, y a veces su vaina, estaban ricamente labrados en plata.
EL CAPADOR
Como su nombre lo indica, este tipo de cuchillo se reservaba para trabajos de corte delicado como castrar animales.
Es de escaso tamaño , hoja curva y pequeña (alrededor de 10 cm.) reservado para su tarea específica.
EL PICAZO
Llamado así por su similitud con los colores del pelaje del caballo “Picazo” (Overo Negro) combina una vaina de cuero negro , con metal, obteniendo un hermoso efecto.
Sus dimensiones son similares al Cuchillo Verijero ya que es una variedad del mismo (15 cm. de hoja)
Las piezas más antiguas muestran cabos realizados en ébano, cuyo color negro intenso contrasta con los “soajes” (virolas de plata) que junto con la vaina negra y plateada logran un atractivo diseño.
EL FACÓN
Técnicamente se trata de un arma blanca que se diferencia del puñal y de la daga porque la hoja presenta un solo filo y en raras ocasiones un pequeño contrafilo.
Lo que lo define como tal es la existencia del guardamano o gavilán (en las armas blancas se conoce como guarnición - en la espada se llama cazoleta -) mas o menos pequeño pero siempre existente, en forma de un simple travesaño en “cruz”, “ese” o ,”u” y la intrusión del cabo al medio del mango (eje simétrico). Es usual ver representaciones gráficas del Facón donde en realidad se está mostrando un cuchillo que no cumple con estos requerimientos constitucionales.
El gavilán es una chapa ovalada y transversal a la hoja, que no sirve para quitarle por “enganche” el arma al adversario, pero sí sirve para detener los golpes.
Las hojas son de una longitud de entre 30 y 40 cm de largo por 20 a 25 mm.de ancho, siendo , por lo tanto “delgadas” en relación a la longitud.
Para su elaboración se han utilizado en el pasado hojas de bayoneta y espadas, intentando no modificarlas en demasía, mientras toda la artesanía se realizaba en la empuñadura y funda. La primera puede ser realizada en madera, “guampa” (asta de ciervo) o asta vacuna, plata o plata con oro, mientras que la segunda se hace de cuero o metal, o combinación de ambos, con boquilla o agarradera y puntera con batiente, para proteger a quién lo porta de cualquier accidente.
EL CARONERO
Es una variante de la daga y el facón, con una hoja de unos 80 cm. de largo utilizado como arma para montera (caza en el monte) o para matar reces. Su tamaño indica que las hojas provenían de sables y espadas.
Se denomina Caronero por que se llevaba en el recado, entre las coronas. Pero también se puede llevar entre el sobrepuesto y el cojinillo.
El mango se colocaba hacia adelante y su filo hacia la izquierda o “lado de montar”.
Los caroneros generalmente no poseían guardamano o gavilán, para facilitar su salida del recado.
EL PUÑAL CRIOLLO ARGENTINO
Entre todas las variantes de cuchillos del gaucho argentino (facon-daga-cuchillo verijero) el PUÑAL CRIOLLO es una de las variantes mas interesante y original , posiblemente la mas difundida y popular en la actualidad, debido seguramente a lo practico de su hoja y sencilles de diseño y nobleza de calidad y material. Su aspecto general nada tiene que ver con los europeos, y el origen de tal denominacion para un cuchillo criollo es un misterio, simplemente el uso con el tiempo y el argo popular habran tenido que ver en su nombre.
Los primeros ejemplares antiguos de este tipo de cuchillos tenian hojas importadas de Alemania(solingen) y de Francia , Gran Bretaña , España , derivadas de cuchillos de caza europeos de parecido similar. posteriomente su fabricacion se llevo a cabo exclusivamente para el mercado sudamericano y mas adelante se empesaron a fabricar en nuestro pais en la zona de Tandil(nuestra humilde solingen) las marcas mas afamadas de hojas tandilenses para este tipo de cuchillos son: Atahualpa - Bellver - ju-ca -chaja - revancha - la tandilera - ombu -el hornero -manantial.
La hoja del cuchillo tiene una forma lanceolada con su punta hacia la mitad de la hoja y el lomo y filo curvo hasta encontrarse en la punta, posee boton o una protuberancia (bolter en ingles) forjado en la hoja, en los cuchillos antiguos el boton era cuadrado y se denominaba estilo porteño o de la provincia de buenos aires, en los cuchillos destinados al brasil y el uruguay y en nuestro litoral el boton era redondo, en la actualidad se fabrican casi exclusivamente con boton redondo chico o grande y en pocos ejemplares cuadrado , una caracteristica muy especial es que el puñal NUNCA LLEVA GUARDA O DEFENSA.
Los cabos pueden estar realizados de metal alpaca o plata cincelada , maderas , ciervo, canilla de potro o combinados madera-ciervo , ciervo-alpaca , etc.....
PUÑAL CRIOLLO MARCA EL HORNERO HOJA DE ACERO AL CARBONO DE 30 CM CABO DE CANILLA DE POTRO GALONADA CON BRONCE

PUÑAL COMPARADO CON VERIJERO CRIOLLO

TIPO DE HOJA LANCEOLADA CON UN SOLO FILO Y CHAFLAN O FILO FALSO(CONTRAFILO) EN EL LOMO , LARGOS DE HOJA DE 16 CM HASTA 30 CM

LOMO CON CALADURA


CABO DE CANILLA DE POTRO GALONADA CON TERMINACIONES BRONCE

EL MATE Y EL CUCHILLO AMIGOS INSEPARABLES DEL GAUCHO...
EL PUÑAL
Arma blanca con hoja de acero y punta, que lleva guarda puño entre el cabo y la hoja.
Tiene filo y contra filo, pero este último llega hasta la cuarta parte de la hoja (de unos 25cm como máximo) y es su característica distintiva.
El puñal, concebido para matar 
La diferencia fundamental entre el puñal y el cuchillo estriba en que mientras que este ultimo se creo y se desarrollo como herramienta y arma blanca, el puñal siempre fue un arma y básicamente un arma utilizada por su punta. Además, el puñal esta provisto de arrial con dos secciones, ulterior diferencia con el cuchillo que solo presenta raramente esta particularidad; la empuñadura es coaxial al eje central de la hoja y no desviada hacia el dorso, como sucede con el cuchillo.
Puñal
LA DAGA
Es parecido al puñal pero posee filo y contra filo (filo en ambos bordes) y se construía en base a bayonetas viejas y restos de espadas.
Usualmente presentaban canaletas longitudinales sobre las dos caras de la hoja (de entre 20 y 60cm.),que los paisanos justificaban como necesarias para las sangrías (forma de sacrificar un animal seccionando su vena yugular) .
Daga Criolla
La daga es un arma blanca con una mala reputación que se mantiene hasta el día de hoy.
A través de la historia se la vinculó con asesinatos, traición, sacrificios humanos y, hasta tentativas de golpes de estado. El caso más famoso de un asesinato con una daga fue el de Julio César, que sufrió 23 puñaladas, una por cada uno de los miembros del Senado. Y, el caso más reciente,*spoiler alert* la estocada final a Meñique… pero ¿Dónde nace la daga?.
Su nombre proviene del latín daca, cuchillo de lámina aplanada, remate agudo y doble filo con guarda para proteger el puño. El largo oscila entre los 30 y 40 cms, es más larga que un puñal y más corta que una espada.
Daga Criolla
No se sabe exactamente quién la inventó, pero al igual que el hacha de batalla, también evolucionó a partir de herramientas de la prehistoria.
LA FAMOSA DAGA DE JUAN MOREIRA (La legendaria arma del gaucho que inmortalizó Eduardo Gutiérrez)
La más famosa de las armas blancas criollas es la legendaria "daga" que fue propiedad del gaucho Juan Moreira. Desde el punto de vista técnico, esta impresionante arma es en realidad un "facón", ya que posee una importante defensa o "gavilán" y una hoja de un solo filo.Además, teniendo en cuenta sus grandes y poco usuales dimensiones, podríamos clasificarlo como un "facón caronero" una variante del facón que por su tamaño se acostumbraba a llevar entre las dos caronas de cuero del recado.
Sin embargo, según afirman testimonios de la época, a pesar del tamaño de su arma favorita, Moreira la portaba en la cintura, a su espalda y cruzada, tal como era la costumbre generalizada con facones más cortos.
 
REALIDAD Y MITO
Aunque Moreira fue famoso por su manejo del facón, de las 16 muertes que se le atribuyen, utilizó arma blanca en 9 de ellas, y armas de fuego como el trabuco, en las restantes.
Una serie de tropelías y asesinatos hicieron que Moreira cayese en desgracia, y fuese perseguido por la Justicia, hasta llegar al famoso episodio ocurrido el 30 de abril de 1874. En esa oportunidad, el matrero fue emboscado en el establecimiento La Estrella de Lobos, perdiendo la vida en manos de una partida policial que lo superaba en número y en armamento.
En aquella ocasión, encontrándose ya malherido, y en un último y desesperado intento por huir, Moreira trató de escalar un muro de ladrillos, empuñando todavía su famosa "daga", cuando fue rematado por la espalda, con un bayonetazo lanzado por el sargento Chirino.
Cabe mencionar que, al comienzo del enfrentamiento, Moreira había cercenado con su facón, cuatro dedos de la mano izquierda de Chirino
La vida de Moreira y su legendaria y singular arma blanca, posiblemente hubiesen caído en el olvido, si no fuese por la novela de Eduardo Gutiérrez, que tuviera un inusual éxito en su tiempo, rescatando episodios de su vida, idealizando la figura del protagonista.
Fue en esa novela -publicada originalmente en forma de folletín por entregas en un periódico- que el propio Gutiérrez dedicó un par de páginas a describir al facón del tristemente célebre gaucho, adjudicándole el calificativo más poético o literario de "daga" con el cual es conocido popularmente hasta nuestros días.
La novela adquiere verdadero vuelo después de que fue adaptada y llevada al teatro criollo por los hermanos Podestá, lo cual contribuyó a la difusión masiva, leyenda y popularidad del personaje y a su transformación en mito. Varias adaptaciones posteriores, al teatro y la cinematografía, entre las que sobresale la versión de Leonardo Favio, protagonizada por el actor Rodolfo Bebán en los años setenta, han contribuido a hacer perdurar su figura y su vigencia como mito popular.
LA DAGA DE PLATA
Habiendo ya aclarado que la "daga" es en realidad un formidable facón, digamos que el arma de Moreira, le fue obsequiada por Adolfo Alsina hacia 1866, junto con un hermoso caballo.
La daga poseía la empuñadura de plata sencillamente cincelada (Gutiérrez afirma que poseía incrustaciones de oro, pero en la pieza no se advierte que sea cierto que alguna vez las tuviese).
Originalmente, cuando le fue obsequiada, su defensa o guarda tenía la forma de una "S", que Moreira hizo modificar por otra en forma de "U" invertida, convencido de que de esa manera le serviría mejor para poder "abarajar" o parar los "hachazos" de un adversario.
La hoja, que posee una apenas perceptible curvatura, tiene un solo filo y vaceos laterales, y fue obtenida de un sable de marca desconocida, ya que al examinar la pieza no se advierten cuños o marcas del fabricante. La aseveración de Eduardo Gutiérrez sobre que la hoja es "de un completo temple toledano" no tiene basamento técnico alguno, excepto la notable flexibilidad de la misma. El arma pesa 740 gramos y mide en total 84 centímetros, de los cuales 63 corresponden a su hoja, y el resto a la empatilladura y empuñadura, lo cual nos da una idea de la fortaleza y habilidad de Moreira para emplearla.
En la actualidad, la "daga" original se conserva y exhibe en el Museo y Biblioteca Juan D. Perón, de la ciudad de Lobos, junto a otros objetos del famoso gaucho, incluyendo otro facón, un talero y un trabuco.

El cráneo, que fue objeto de estudio, y la daga de Juan Moreira, fue donado al museo de Luján
EL GAUCHO JUAN MOREIRA, UN POCO DE HISTORIA
El 30 de abril de 1874 moría en desigual pelea el famoso gaucho Juan Moreira.
Treinta policías al mando del coronel Francisco Bosch, lo buscaron en el prostíbulo La Estrella. Moreira no pensó en entregarse y, al intentar escapar trepando un tapial, el sargento Andrés Chirino le clavó la bayoneta de su fusil, iniciando el mito del gaucho renegado, víctima de una sociedad injusta.
Su cuerpo permaneció insepulto por varios días, ya que todos querían ver el cadáver del célebre matón, y su cráneo fue objeto de estudio por un médico de Lobos, llamado Tomás Liberato Perón, que deseaba encontrar en los accidentes óseos de la cabeza de Moreira la causa de sus tendencias criminales. Eduardo Gutiérrez dio cuerpo a la leyenda, y los hermanos Podestá le dieron vida al personaje, piedra fundamental del teatro argentino.
“Con la Revolución de 1955, el cráneo fue al Museo de Luján. Existía un comodato para que el cráneo, dos dagas y un rebenque tipo fusta estuvieran en Lobos, acuerdo que fue respetado por los responsables del Museo de Luján”, le dijo a Infobae Rubén Basiles, quien durante 23 años fue el director del Museo Juan Domingo Perón, de Lobos
Juan Moreira no siempre fue Juan Moreira; había sido bautizado bajo el nombre de Juan Gregorio Blanco, nacido cerca del bañado de Flores. Era hijo de Mateo Blanco y María Ventura Núñez. Blanco era gallego, un hombre de Rosas que había servido bajo las órdenes del célebre coronel Ciriaco Cuitiño. Por algunos excesos cometidos por Blanco, Rosas ordenó su ejecución. La madre decidió alejar a su hijo de la ciudad y lo llevó a vivir por la zona de Lobos, donde Juan cambió su apellido a Moreira. Trabajó de peón en la estancia de los Correa Morales y allí se casó con Vicenta Santillán. Persona trabajadora, paisano de a caballo, era un hombre respetado en el vecindario hasta que en 1856 mató al pulpero Sardetti por el cobro de una deuda.
El crimen le ganó fama de hombre de armas llevar, de esos que necesitaban los políticos en tiempos del voto cantado. Era menester hacer entrar en razón al sufragista a punta de facón y Moreira se especializó en promover tal corrección política. Fue guardaespaldas de Adolfo Alsina, que premió su lealtad con un soberbio caballo y un facón con cabo de plata. Con éste ultimó a una tal Juan Córdoba de 29 puñaladas. La causa de tanta saña dijeron que se debía a un asunto de polleras. Tras este asesinato, Moreira se lanzó a una vida de fugas, marginalidad y asesinatos. Por un tiempo se escondió en las tolderías de Simón Coliqueo en los pagos de 9 de Julio.
Durante las elecciones de 1874, sus servicios fueron requeridos una vez más para "convencer indecisos", pero en la contienda asesina a otro matón de comité, llamado José Leguizamón. Días más tarde ultima a Melquíades Ramallo de dos disparos en el pecho. Ramallo se jactaba diciendo que habría de aprender a Moreira vivo o muerto. No tuvo suerte.
Moreira sumaba ya 15 muertos y se había convertido en un estorbo para las autoridades, como antaño lo había sido su padre. Era menester callarlo para siempre y a tal fin lo siguió una partida al mando del coronel Bosch y el capitán Varela. Lo fueron a buscar al prostíbulo La Estrella, que el hombre solía frecuentar. Al final, a Moreira lo mató la soledad y estos amores mercenarios.
fue lugar de peregrinación, siguiendo los ritos propios de la veneración de los bandidos sociales, justicieros legendarios que actuaban como subrogantes de la protesta campesina, aunque el estudio de las causas de Moreira, hechas por los doctores Ricardo Levene y Guillermo Mac Laughlin lo señalan como "un violento, un criminal, un vulgar matón de pulpería. pendenciero, tramposo y borracho".
¿ Héroe popular o bandido? ¿Víctima o victimario? 
La oportunidad de dilucidar el enigma se presentó cuando el cuerpo de Moreira llevaba 3 años enterrado en el cementerio de Lobos. El Dr. Eulogio de Mármol exhumó el cadáver y conservó el cráneo a fin de estudiarlo a la luz de las teorías lombrosianas. Sin llegar a una conclusión sobre el origen de su criminalidad, Del Mármol le regaló el cráneo a su colega y amigo, el Dr. Tomás Perón, quien tampoco encontró en éste los estigmas criminales. Para disipar las dudas, el Dr. Perón se lo facilitó al frenólogo más conocido del momento, el Dr. Octavio Chaves, quien después de un detallado estudio de la cabeza de Moreira arribó a las mismas conclusiones de sus colegas: era el cráneo de un individuo normal, que "concibió por alcance propio, el derecho personal que lo asistía y repelió la fuerza con la fuerza, hasta que fue vencido por la fuerza", certificó Chaves, en enero 1928.
Al fallecer el Dr. Perón, el cráneo fue a parar a manos de su esposa (Dominga Dutey Cirus) quien a posteriori se lo cedió en herencia a su hijo Mario Tomás. Éste conservaba el cráneo de Moreira en su estudio, en perfecto estado de preservación, hasta que su hijo pretendió asustar a una vecinita, con tal mala fortuna, que el cráneo cayó y Juan Moreira perdió, después de muerto, algunos dientes a mano de Juan Domingo Perón.
El cráneo de Moreira fue donado al Museo de Luján mientras su leyenda crecía gracias a la novela de Eduardo Gutiérrez y la obra de teatro escrita para los hermanos Podestá, representada con tal verismo que una noche en Chivilcoy un paisano subió al escenario facón en mano, proclamando que "así no se mata a un criollo".

Juan Moreira
(1) Fuentes: 
http://moriscosygauchos.blogspot.com.ar/
Jose Hernandez, El gaucho Martín Fierro (1872) y La vuelta de Martín Fierro (1879).
www.esgrimaantigua.com
www.urbatoriom.blogspot.com
C. O. Bunge, El derecho en la literatura gauchesca (Discurso leído ante la Academia de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires en la recepción pública) 22 de Agosto de 1913
Lucio V. Mansilla, Una excursión a los indios ranqueles, , Juan A. Alsina editor, Buenos Aires, 1890.
Antonio Dionisio Lussich Griffo, Los tres gauchos orientales (Imprenta de La Tribuna, 1872)
Eduardo Gutiérrez, Juan Moreira / 1880, Buenos Aires, N.Tommasi Editor.
Federico Corriente, Gramática Árabe.
Benjamín Vicuña Mackenna, "La Guerra del Pacífico" de 1880
Antonio de Ercilla, la araucana
Museo Polifacético Rocsen, Nono, Córdoba, Argentina.
Museo de Ciencias Naturales de La Plata.

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